El día antes

Hoy es el día antes de la carrera,  de la exposición de un trabajo final en el hospitalito, de la  primera despedida de una compañera que queremos un montón deja el Hospitalito indefinidamente y el día antes de recoger la hoja que demostrará que hemos estado un mes colaborando aquí. Es también el principio del fin del blog pues hemos decidido que nuestro viaje de vacaciones puras y duras por el pais no merece el mismo interes que las penurias que hemos pasado de voluntarios y sobre todo la novedad ya no es la misma, así que este viernes aquí (sabado por la mañana en España) pondremos punto y final al blog, del resto de nuestro viaje y de los detalles demasiado escabrosos como para ser publicados tendréis que preguntarnos en persona.

Es curioso darse cuenta de ciertas cosas que uno nunca pensó que fuese a echar de menos. El otro día pasaba por enfrente de una tienda de televisores donde proyectaban un capitulo de los Simpsons que además no había visto. Me quedé parado delante de la tele un buen rato y me sorprendí a mi mismo pensando que daría todo el dinero que llevaba encima y más por poder ver 30 minutos de los Simpsons. Es algo que (sin escuchar el acento) te teletransporta a casa, a la hora de la comida con tu familia o a los preámbulos, y para ese viaje todavía queda mucho. Con el telediario nos pasa algo similar a los 2.

Para Alex también fue inesperado hace dos noches que le entrasen unas ganas terribles de coger su coche y conducir. No la hubiese importando el donde, el cuando y el cómo de rápido, simplemente hubiese cogido el coche y conducido durantes horas(manejado aquí). Yo desde luego no lo esperaba pero la nostalgía de conducir ya hace algunos días que la invade.

El otro día comimos en casa de los doctores americanos y el manjar más delicioso que probamos ni siquiera estaba elaborado,es más ni siquiera se puede considerar un plato por si sólo. Comer lechuga después de tantas semanas sin probar verdura alguna casi nos hace llorar. Os juro que no hay nada que iguale su tacto crujiente y que se parezca a su sabor después de nuestra dieta a base de pasta, arroz, tomate de lata y salchichas.

Luego hay otras cosas que sí nos esperabamos echar de menos, pero no tanto cómo lo hacemos. Nos morimos de ganas de poder entrar en una habitación de tu casa sin tener que revisar las paredes en busca de insectos, de poder coger un taza de leche y calentarla de una forma tan simple cómo meterla en un microondas, nos morimos de ganas de no tener que fregar y lavar a mano cada cosa que usamos/nos ponemos... Luego Alex se muere por volver a ver tiendas y por hablar por teléfono pero yo al menos esa sí me la esperaba.

Hoy por cierto hemos ido a ver uno de los deportes más curiosos y tradicionales de la región, el "palo encebado". Se trata de escalar un palo liso de unos 14 metros de alto sólo con tus manos y pies. Quien alcanze la cima puede coger la bolsa con 200 euros que espera arriba. El pueblo entero se reúne para ver a los valientes, pero han pasado años ya sin que nadie haya conseguido llegar a lo más alto. Hasta los más diestros (nos quedó la duda de si se requiere más fuerza o habilidad para trepar) claudicaban por el cansancio a los 11 metros. El mejor llego a los 12 y medio. Un gringo americano que lo intentó y parecía estar en buena forma no subió ni medio metro, con eso os podeis hacer una idea de lo dificil del reto, más cuando el palo es totalmente liso y resbala cada vez más por el sudor. Otro año que pasa sin ganador.

Bueño desearme suerte mañana, me han dicho hoy que el premio por ganar son 1000Q (100euros) por lo que no acudirán novatos precisamente, mi idea de acabar entre los 10 primeros pasará a ser entre los 25.

Ya os contaré