martes, 28 de junio de 2011

A 37.000 pies

Miro la hora de mi reloj y no sé si fuera es de día o de noche, si estoy más cerca del desayuno o de la cena o si debería estar pensando en prepararme el pijama o en comenzar el día. Y así de perdido os cuento mi día.

Era imposible que con tantas horas de viaje no encontrásemos con algún problema. 2 maletas a facturar, 23 kg de máximo para cada una. Las nuestras pesaban 24,5kg. Ni los ruegos de nuestras madres desesperadas, ni la carta de Hospitalito explicando el motivo de llevar tantos fármacos en la maleta, ni que la hermana de Alex sea ingeniera en Iberia nos librarían de pagar SESENTA euros por CADA maleta con sobrepeso. Lo más absurdo de todo es que al tiempo de estar peleando con ella nos dice que 2 de 23 kg no, pero que 4 maletas de 22 kg sí se puede. La mujer era para darla de comer aparte. Pues nada corriendo a comprar una maleta extra y a embarcar.
Del primer vuelo de 9h y media poco os puedo contar, aguanté despierto media hora, sirvieron la comida, caí inconsciente y volví a despertar ya encima de Cuba justo a tiempo para la merienda. Si lo intento aposta no me sale. La pobre Alex tuvo que aguantar sóla al típico niño sacude asientos “mama, ¿falta mucho?” y tragarse todas las pelis de serie B que echaron una tras otra.

El segundo vuelo fue bastante movidito, con muy mal tiempo y muchas sacudidas. Encima el piloto parecía haber decido hacer más llevadero el panorama a su manera porque arrastraba las palabras de una forma alarmante(imaginaos a Alex a todo esto) Como la luz de cinturones puestos no  se apagaba por los vaivenes, me era imposible salir a por los cascos, así que tras un buen rato intentando pillar las coñas de The Office leyendo los labios decidí utilizar la técnica milenaria del gran Mario Coma: abrir boca, desnucarte y roncar como un cabrón. Incluso a Alex le acabó pudiendo el cansancio.
A la llegada a Guate viví el momento más tenso del viaje. El hombre que sostenía el cartel de “Alexa” parecía recién salido de la cola de la metadona; en chándal, andrajoso, barba de varios días... No nos dijo ni su nombre, y al llegar a su coche totalmente a juego con el conductor y darme cuente de que bien podía llevarnos a un hotel que a un descampado con sus amigos, noté que me quedaba sin saliva para tragar.
Lo que sigue a continuación bien puede servirnos a muchos de moraleja. Al llegar al hotel saqué los 8 míseros dólares que cobraría por habernos tenido que esperar casi 2 horas (incluidos los peajes del aeropuerto) y como me parecía casi esclavista saque el fajo de Quetzales recién cambiado y rebusqué para darle la propina. Le di un billete que creía que era de 10, me miró, se rió y me dijo: “Con esto les llevo hasta Antigua señorito” y educadamente me los devolvió. Luego le dí una de las propinas que más contento he dado en mi vida.
Y encima era del Barca.
Mañana a las 9 desayuno y camino al lago Atlitan. Nos dijo el conductor que por las lluvias torrenciales de los últimos días la única carretera que llega hasta nuestro destino se hace intransitable y ayer la tuvieron que cortar. Veremos mañana que pasa, seguid leyéndonos  y comentad!

p.d.Mi perilla ha sido motivo más que suficiente para hacerme pasar por escáner, cacheo completo y analizar las sustancias que había en mis manos en busca de explosivos L

p.d.2: la conexión del hotel no me da para más, mañana prometo fotos para amenizar la lectura

1 comentario:

  1. Conclusión, has escrito 9 párrafos de 3 horas de viaje...porque el resto te lo has pasado sobando... Alexa! queremos saber más de las pelis y el niño llorón!:P
    Cuánto va a tardar en llevaros al piso por el nuevo camino??

    P.D. Qué tal tu cuello y mandíbula, pequeño saltamontes?:P

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