viernes, 29 de julio de 2011

Todo lo que empieza..... se acaba

Han pasado 32 días y hoy ha llegado el día de las despedidas. Despedida del blog, despedida del hospitalito...Hace una semana a lo mejor habria firmado terminar pronto pero hoy nos ha dado algo mas que pena despedirnos de la gente con la que hemos compartido tanto en tan poco tiempo.

Parece mentira la cantidad de cosas que pueden pasar en tan solo 5 semanas pero a modo de resumen;

 El primer día llegamos en medio de un diluvio sin saber ni tan siquiera como salir de nuestra propia casa, los siguientes días tampoco fueron fáciles primero fueron las arañas, luego los escorpiones, acostumbrarnos a dormir en medio de la nada con ruidos de todo tipo, a comer una comida totalmente diferente a la española, desenvolvernos en una pueblo caótico y en donde la simple apariencia de "gringos" hace que todo el mundo se gire a tu paso y te cobren el triple del precio establecido.

Después empezamos a trabajar en el Hospitalito al principio despacio por la dificultad del idioma y de no saber que cosas teniamos disponibles y sinceramente.... por ser la primera vez que haciamos de médicos "de verdad"..... pero cuando hay necesidad es asombroso como te puedes llegar a acostumbrar y aprender cosas nuevas tan rápido; a regatear en condiciones, a no gritar por cada bicho que se te cruza, a vivir sin comodidades que en España cualquiera consideraría casi imprescindibles, a comer lo que simplemente haya ese día y no lo que te apetece  y sobretodo a ser eficientes en el hospitalito y a  empezar a comprender el por qué de las cosas aqui.

La segunda semana fue cuando empezamos a disfrutar de la experiencia al conocer mejor el sitio donde estábamos, ya teníamos más soltura en el hospital, conociamos a casi todo el personal y empezamos a explorar los alrededores y hacer excursiones

Con los días posteriores comenzaron a llegar algunos problemillas; sarna, picaduras, faringitis... pero ningún día faltamos al trabajo,  al fin y al cabo aquí te das cuenta de que por muy mal que estes no es nada comparable con lo que hay dos cuadras mas abajo. Con el paso de los días también se empezaban a echar de menos ciertas cosas y sobretodo ciertas personas...

Pero llegamos a la última semana  y ya acostumbrados a madrugar, a las picaduras y a la falta de variedad en la comida llegamos al punto de desear volver a España pero a estar tristes porque nuestra aventura se acababa...

El balance general es más que positivo en todas las esferas que uno puede pensar; en el campo de la medicina hemos aprendido más cosas en un mes que en 3 años de prácticas por lo que siempre nos acordaremos del granito de arena que cada médico nos dió: Jennifer en los partos, Chuc como internista, Brent en las ecografias y su particular visión de las cosas, Makini en las urgencias, Carlos, Luis y Susanna. Y en lo personal creo que hemos aprendido en general de la vida;  de lo que cuesta conseguir las cosas, de cómo puede llegar a ser una cultura tan diferente a la nuestra y aunque ciertas cosas te parecen increibles e incluso te enfadas con la situación y las ideas llegas a entender aunque sea un poquito el por qué de sus acciones. Ya no nos sorprenden los hueseros, comadronas, ir a misa para sanar o los remedios caseros...

Muchos nos habeis pedido que os contaramos con quien trabajabamos en el hospitalito asi que os ponemos algunas fotos de las personas con las que más relación hemos tenido aunque el día hoy ha sido muy duro y casi no hemos tenido tiempo para hacer fotos:


Aquí esta Rebeca, la coordinadora de voluntarios y Susana una de las médicos fijas en el Hospitalito y que ha tenido mucha mucha paciencia con nosotros.... Por la tarde nos dieron una sorpresa con regalos típicos de aquí que desde luego nos ha entusiasmado!

En esta foto estoy con Febe y Betty las recepcionistas de las consultas y traductoras de Tz`tujil.


No podía faltar la foto de David con el conocido por todos como Guayo (Eduardo en realidad), es el encargado de recoger las muestras de las analíticas y técnico de rayos. David y él se convirtieron en grandes amigos este mes, Guayo tiene un personalidad y sentido del humor envidiables y como dice David su vida da para escribir varios libros....



Una de las personas con la que cogimos más confianza es Maribel, por el momento hace diversas tareas como lavandería, traductora... pero esta estudiando Enfermería.

Y finalmente en esta foto estamos con Julia de USA y que colabora en un proyecto de captación de fondos para el hospital y el inigualable Dr. Brent con su frase estelar de " usted, lo que necesita es un buen médico" y un sin fin de meteduras de pata por su mezcla de ingles- español.


A todas estas personas hay que añadir a Rigo y Freddy, los conserjes, que se han esforzado en enseñarnos el dialecto no con mucho resultado la verdad ( se decir una media de 7 palabras....pero todas ellas muy útiles :P), Ana que trabajaba en el laboratorio y acabo unos días antes, Andrea y Manuel ayudandonos en enfermería de las consultas, Felipa que es la jefa de enfermería con más experiencia que hemos conocido, Bárbara que es la asistente social, Julio en farmacia, Alfredo, Benjamin y  Felipa en enfermería de urgencias y los americanos Janet, Isabel y Mike..... demasiados nombres que los primeros días nos parecía imposible recordar y que ahora se nos hará raro no volver a ver.

Esperamos que el blog os haya resultado entretenido e incluso divertido y que aquellos que se estén pensado una experiencia  similar no se lo piensen mucho porque de verdad que la experiencia es única y merece la pena.... si alguien quiere venir al Hospitalito de Atitlán ya sabe a quien preguntar.
A.

Muchisimas gracias a todos los que nos habeis leido, a los que nos habeis seguido día a día y a los que os habeis metido de vez en cuando, a los que nos habeis mandado e-mails y mensajes de tuenti con vuestro apoyo y a los que os habeis limitado a disfrutar de vez en cuando con nuestro blog.

Pero no os olvideis de que aún os queda por escuchar lo mejor, lo que sólo se puede contar en compañia y confianza, ¡esperadnos!

jueves, 28 de julio de 2011

Cuestión de orgullo

A la 1 de la tarde estaba en la plaza del pueblo, oficialmente la carrera comenzaba a las 14:00 y una furgoneta tenía que llevarnos a los corredores hasta San Lucas donde estaba la salida. Llegué al ayuntamiento y me dijeron que esperase que el coordinador de eventos llegaba tarde. Sabía por experiencia que aquí a los horarios le hacían el mismo caso que a los perros callejeros así que me busqué un sitio cómodo a la sombra y me llené de paciencia. El pick-up salió a las 3 y media de la tarde.

Durante la espera conocí a gente curiosa. Una estadounidense llamada Amanda que parecía muy preocupada por la carrera, por lo que iba a durar, por si había ayuda para los que se retiraban... Y llevaba unas zapatillas de correr que están de moda en EEUU y que están llegando ahora a España:


Vibram FiveFingers Classic Women Full

Se supone que la idea es volver a los orígenes y correr como si fueses descalzo. Pues entre las zapatillas, que era rubia, super alta y iba con muy poca ropa para correr a gusto era la nueva atracción de todos los que pasaban por la plaza. Me contó además que ya había corrido varias maratones, pero ya me había  creado el prejuicio en mi cabeza, la veía como una novata. Luego comprobaría mi error.

Hablé un buen rato también con un corredor todo lo profesional que alguien puede llegar a ser en Guatemala. Tenía la sexta mejor marca del pais en medio maratón (1h:06) y se mete 160 kilometros semanales de entrenamiento. Me contó que quería dar el salto a Europa pero que no encontraba patrocinadores así que de momento se dedicaba a recorrer el pais ganando carreras populares, haciendose curriculum y ganandose un dinerillo.

Cuandó llego la hora de subirse al pick-up eramos unos 20 apuntados para la carrera. La mujer se subió pero no había sitio y la ofrecieron ir delante. El profesional y ella cogieron sitio ipsofacto Yo tuve durante un breve momento la oportunidad de bajarme y entrar con ellos pero en el fondo me hacía ilusión ir subido en un coche así que me quedé. Pagaría el error carísimo. Otro se subió rápidamente aprovechando mi duda.
Cuando iniciamos el viaje ya iba muy incómodo, eramos 17 personas detrás, aquello era un maremagnum de piernas tratando de hacerse un hueco y de agarrarse a donde buenamente podían, porque encima los baches nos levantaban en el aire. En mi caso tenía que ir con un brazo levantado apoyado en la cabina para no caerme. Además tenía que hacer fuerza con las piernas de vez en cuando para no caerme. Pensé que tardariamos unos 10 minutos así que no me preocupe y traté de disfrutar del paisaje.

Entonces empezó a lloviznar. Y luego a llover. Y luego empezó algo que no es lluvía. Y digo que no es lluvía porque yo en 23 años no he visto algo parecido así que no voy a llamarlo así. Cuando bajaba la cabeza me caía un chorro de agua por la barbilla. En pocos minutos teniamos la parte de atras inundada varios centimetros. La tinta de los dorsales empezó a gotear y mancharnos la ropa. Duro poco porque al poco los dorsales habían desaparecido disueltos como pequeñas bolitas en el agua. La crema solar  (sí, una hora antes tenía miedo de quemarme) se había mezclado ya con el agua del fondo del compartimento. Yo iba en un lateral y tenía la opción de girarme y mirar hacia atras, y menos mal. Cuando el coche cogía velocidad las gotas caían como dardos helados clavandosete en la carne. Los que iban en la parte de atras tenían que capearlas con la cara porque tenían las manos para agarrarse a la camioneta. Pedimos desesperados una lona al conductor pero no nos hicieron caso. Y os puedo decir que los primero minutos era hasta divertida la situación, e incluso nos daba muchas veces la risa tonta a todos los corredores por el panoramavde aquel maletero. Pero llegado un punto el cuerpo ya no daba a basto para mantenerse caliente. Yo tiritaba que parecía que me iba a desmontar como un juguete lego. Por aquel entonces yo pensaba que la carrera se suspendería, tanto por el diluvio como porque tendrían que dejarnos en un hospital para tratarnos la hipotermia. Entonces llegamos al pueblo.

Pero aquello ya no era un pueblo normal, era una nueva Venecia guatemalteca. Las calles eran rios que llegaban por las aceras y que además bajaban con una fuerza que asustaba. A los 300 metros el pick up que iba primero con algunos ciclistas encalló en un socavon que le sumergió hasta los bajos. Nos desviamos para evitarle y cogimos un camino que subía. Al poco de avanzar lentamente una furgoneta por delante se hundió en mitad de la calle y nos bloqueó el camino. Ya ni hacia delante ni hacia detras. Y a todo esto todos tiritando, con el nivel de agua del habitaculo subiendo y subiendo y con el brazo izquierdo ya dormido por el esfuerzo de aguantar sentado sin caerme. No podiamos más, yo temía ya por mi integridad física cuando alguíen decidió saltar de la camioneta y todos le seguimos. Cuando caí en el asfalto la corriente me llegaba bastante por encima de los tobillos. Corrimos hacia una casa abierta donde al ver nuestra situación un ancianito nos dejó su porche y hasta nos sacó unas sillas. Debiamos dar tanta pena que hasta nos ofreció comida caliente. Sobra decir que no nos quedaba nada seco, pero al menos ya no nos caía el agua helada encima.

Los corredores no paraban de discutir en Suth'ujil así que no entendía nada. No sabía donde estaba, daba por hecho que ya no habría carrera pero me preocupaba como iba a volver a casa. Os podeis imaginar cómo estaba el único billete que llevaba, era una bola compacta de papel, igual que cuando te los olvidas en la lavadora.

A los 10 minutos en la casa todos salieron corriendo hacia afuera así que les seguí. El pick up había vuelto a por nosotros. Me senté algo más cómodo que a la ida pero con las piernas recogidas, así que no tardaron en acalambrarse. Iba sin camiseta ya y usandola de paraguas para tratar de parar los aguijones helados. Paramos en una gasolinera en una carretera y nos bajamos. Estaba aterido de frío y no teniamos forma de entrar en calor. Se bajó el conductor y nos dijo que la carrera saldría de aquí. Luego salieron detrás el profesional y la americana. Se les veía hasta con ganas de correr.

Busqué el baño y me cerré dentro a valorar la situación cuando ví algo que nunca antes me había alegrado de ver. Había una toalla colgando de una tachuela. ¡Seca! Era el primero en entrar y todavía estaba deliciosamente seca. No sé qué demonios pintaba ahí una toalla, ni me plantée la cantidad de mierda que debía tener, cuando acabé con ella chorreaba agua. Tenía tanto frio que notaba el calorcito de la bombilla que colgaba desnuda encima de mi cabeza. Había gente llamando para entrar pero me daba completamente igual, iba a absorber todo el calor que pudiese antes de volver a la lluvía. Abandoné mi camiseta interior en la basura y salí.

Había amainado y los ciclistas ya estaban listos para salir. Después nos llamaron. Yo dudaba seriamente si ponerme a la salida, lo último que me apetecía era correr, y menos ponerme otra vez la camiseta empapada. Pero no podía haber sufrido todo ese camino para encima no correr. Y alomejor entraba en calor moviendome. Me coloqué sin calentar ni estirar ni leches y sonó el silbato de la salida.

Delante con los profesionales iba una ambulancia con la bocina encendida y una furgoneta de la radio que retransmitía la carrera. Salieron los 20 escopetados, de 4 o 5 de ellos me lo creía, del resto no. Traté de hacer mi carrera, sobre todo hasta que se me calentasen los músculos. Me puse el último y decidí seguir el ritmo de la americana. Ni mucho menos iba cómodo, resulta que la americana con pintas estaba en forma (y caliente) así que iba a tocar sufrir, ahora sí que el orgullo me impedía ir más lento. Al primer kilometro ya pasamos al primer bala. Ya iba andando y con la lengua fuera. La carretera no paraba de picar hacía arriba, con alguna bajada súbita que molestaba más que ayudaba. A los 3 km más o menos decidí pasar a la americana que las bajadas las hacía mas lento que yo (¿falta de amortiguación en la zapatilla?). Ya veía a varios "balas" más caminando a duras penas por las terribles subidas. Alguna subida era tan obscena que corriendo les pasaba a poca velocidad más de la que iban ellos andando. En el kilometro 5, después de adelantar 4 veces al mismo que cada vez que veía que me acercaba echaba a correr para adelantarme y salvar su orgullo patrio supongo, decidió subirse al pick up de recogida. A partir de ese momento me quedé solo.

Mojado y por encima de mis posibilidades, los primeros 8 kilometros de subida con lluvia constante fueron un infierno. Además había cogido frío en la tripa y me rugían con fuerza y dolor pidiendome parar cuanto antes para aliviarme y dejar este martirio. Paré a mear y ví que se acercaba la americana. La dichosa gringa estaba en forma y no iba a darme un maldito respiro. Ahora la apuesta había subido, ya no era sólo cuestión de acabar, mi orgulloso estaba sobre la mesa y pensaba aceptar el envite, una guiri en calcetines por muy en fomra que estuviese no podía ganarme. Terminé rapido y me lanzé a subir dispuesto a echar el resto y ganarla o morir en el intento. Conocía los últimos 5 kilometros por mis entrenamientos, sabía que eran mas o menos en bajada así que seguí subiendo por encima de mi ritmo normal para desmoralizarla y que se olvidase de mantener mi ritmo. Yo podría recuperar en los últimos kms ya lejos de ella. Lo conseguí pero iba pasadísimo de rosca, con la lengua fuera y encorvado hacía delante. Yendo al límite llegué al kilometro 12. La bajada me dió la vida y hasta vi a una familia animando a un lado de la carretera. Me dió fuerzas para continuar, traté de apartar mi dolor de tripa por unos momentos y apreté los dientes para los 4 kilometros finales. Conseguí ir bastante fuerte dada mi situación (a 4:20 el km para los entendidos), y confiado de haber dejado atrás a mi competidora me iba acercando a casa.

Tras un autobús que pasó al lado mio asegurandose de remojarme hasta arriba por si me quedaba alguna parte seca, llegué al pueblo. Pasé por el hospitalito y sólo vi a un enfermero nuevo en la puerta mojandose mientras esperaba un tuk-tuk. Se sorprendió al verme pero llegué a oirle un "ánimo doc, lo estás consiguiendo" Me entristeció un poco no ver a nadie más, pero su frase me ayudó a sacar lás últimas fuerzas y encarar la que yo pensaba era la última subida. Luego me entéraría de que había bastantes médicos y enfermeras en la desviación que daba al Hospitalito para ver a su representante pero poco antes de llegar yo el coche de delante había traido a 2 ciclistas arrollados durante la carrera por un taxi y una caida. La urgencia llena y la calle vacía.

Llegué al pueblo por fín y dispuesto a dar mis últimos pasos y poder morir agusto tras la llegada, alcanzé el estadio de fútbol donde supuestamente terminaba. Allí no había nadie. Ni meta, ni corredores, ni nadie en la calle aguantando el chaparrón. Seguí hacia delante, más por inercia que por cabeza, sin saber donde leches terminaba esta carrera del demonio. Pasado medio kilometro de sufrimiento, sobre todo mental por no saber si tenía que parar ya o seguir hasta no sabía donde encontré en un cruze a uno de los conductores que nos llevaron a la salida. Me miró sorprendido y me dijo que la llegada estaba 2 cuadras más allá a la izquierda. Seguí un poco más y al girar una pendiente me miró desde arriba y hasta me pareció ver que se reía de mi.
Tras jurar a mis piernas por novena vez que ya era la última, me arrastré los 200 metros y me paré en un cruce de nuevo sin saber a donde ir. Un niño lanzó entonces un grito a mi izquierda. "¡El séptimo, el séptimo está aquí!" Arranqué por una calle peatonal hacía la plaza principal. No me podía creer cuando casi sin querer ví una raya cutre pintada con tiza en el suelo. La pisé a gusto, paré el reloj y me puse de cuclillas a coger aire. Una multitud se me arremolinaba alrededor y un speaker gritaba desde algún sitio que alguien trajese agua cuanto antes al corredor. Tenia un aspecto deplorable con barro por toda la ropa de los coches que había pasado por al lado mio. Cuando por fin me incorporé pude ver una imagen que nunca se me va a olvidar. Alrededor mio habría unos 200 niños mirandome ojipláticos, prefiero pensar que con algo de admiración aunque perfectamente se podrían estar alucinando con lo gilipoyas que podían llegar a ser los gringos. Prefiero quedarme con la primera. Comenzé a andar y me encontré a la americana. Casí me coge en mi crisis final, la saqué sólo un minuto. Nos dimos la mano y la felicité con sinceridad. Se la veía mucho más entera que a mí y eso que había llegado hacía menos, pero me dió igual, me fuí dolorido pero con la cabeza bien alta. Tanto horror para llegar 1 minuto antes que una completa desconocida que no volveré a ver jamás, lamentable.
Fuí a saludar a Victor, a quien conocí a mediodía. Había hecho 49:37 y ganado por supuesto. Mi marca de 1h:15 para 16 km se puede antojar absurda, pero tan bien sé que podia haberlo hecho mucho mejor como que había dado todo lo que tenía. Le felicité antes de que saliese a recibir el premio de manos de la mismisa reina del lago y hasta me dió su correo para seguir en contacto.

Busqué luego a Alex y a las 6:40 llegué a casa tras casi 3 horas empapado.

Había merecido la pena


p.d.: mañana último día de blog!

p.d.2: el pueblo de la sálida desde el pick up, por si vislumbrais el agua en vez de asfalto